top of page

Sentido de vida: ¿buscarlo o encontrarlo?

Buda lo dijo claramente: «la vida no es fácil» y Nietzsche afirmó que «quien tiene un porqué para vivir puede soportar casi cualquier cómo», así que si ante la adversidad identifico un porqué (o mejor un para qué), estoy en buen camino. El inevitable sufrimiento es mucho más llevadero si tengo un sentido de vida, o por lo menos un sentido en la vida, mejor dicho, un Sentido Vital.

El psiquiatra vienés Víktor Frankl dijo en alguna ocasión que «el ser humano es un buscador de sentido»; Frankl, fundador de la Logoterapia, escribió un libro extraordinario que lo hizo famoso: “El hombre en busca de sentido.” Allí, desde su situación de prisionero y su mirada de psiquiatra, describió la vida cotidiana en un campo de concentración Nazi, y sostuvo que, incluso en las condiciones más severas de deshumanización y sufrimiento, el ser humano puede encontrar una razón para vivir. ¿Cómo? Desplegando sus recursos internos o recursos espirituales: la capacidad de auto-distanciarse (observar-se) y la capacidad de auto-trascenderse (ir más allá de sí mismo).

Cuando Pablo Picasso pronunció una de sus frases famosas «yo no busco, encuentro…» marcó la vida de muchos, incluso la mía. La experiencia me ha demostrado muchas veces que más que “buscadores”, somos “encontradores”; en el momento menos pensado, surgen encuentros o situaciones inesperadas que le inyectan a mi vida un giro sorprendente, ¿a quién no le ha pasado algo así? En asuntos humanos y existenciales, no es raro que entre más se busque, menos se encuentre.

Ahora miremos la última pieza de este rompecabezas: ¿qué es eso que llamamos sentido de vida? Hay muchas aproximaciones, pero la que más me gusta es aquella que lo define como la capacidad de percibir con todo mi ser (razón, corazón y espíritu) aquellos valores que me invitan a desplegar lo mejor de mí mismo para encontrar y realizar libre, responsable y apasionadamente mis sueños, mi vocación y mi vida. Lo quiero poner más sencillo:

Sentido de vida es percibir que lo que hago:

  • Es valioso y útil para mí y para los otros

  • Respeta la dignidad humana

  • Cuida y construye la vida de forma perdurable

Si en lo que soy, en lo que hago o en lo que me pasa no percibo valores, aparecen las señales de vacío existencial – el sinsentido, el “no me hallo.” Al contrario, entre más valores percibo en lo que soy, en lo que hago o en lo que me pasa, mayor experiencia tengo de sentido de vida, y puedo desplegar una mayor capacidad de tolerancia a la frustración y al sufrimiento.

Unamos las piezas. La vida es dificultosa, el sufrimiento es inevitable. La calidad de la vida no depende de no sufrir sino de sentirme atraído a seguir adelante a pesar del sufrimiento, algo así como aprender a sufrir con “elegancia”, con “sentido”. La adversidad no me queda grande si le encuentro sentido a ésta y a la vida en general, así que es una tontería desgastarme tratando de evitar o negar el dolor; es más sabio y práctico hacer uso de mis potenciales de “encontrador” para detectar las “huellas de sentido” que surgen al tener que responder las preguntas que la vida me hace a través de todo lo que me sucede.

¿Cuáles son esos potenciales de “encontrador” de sentido? Son dos: primero, estar atento a lo que me pasa; y segundo, tener la capacidad de no instalarme allí sino movilizarme. En términos de Frankl, estos potenciales son la capacidad de observar-me y la capacidad de trascender-me. El “encontrador” de sentido mantiene encendida su capacidad de darse cuenta, no se distrae con pensamientos de víctima o la búsqueda de culpables sino que se concentra en lo que le pasa, toma distancia de la situación y de sí mismo y usa sus recursos internos para encontrar el “para qué”. El “encontrador” de sentido es consciente de sus fortalezas así como de sus debilidades y dificultades: como se observa, se conoce, tanto en un contexto individual como social, así que no tiene dificultad en captar y aceptar su singularidad y la de los demás; como se trasciende, no se queda en la cueva sino que sale y tiene en cuenta a los otros pues sabe que forma parte de un sistema, sabe que está orientado más allá de sí mismo y que no está solo.

En resumen: sentido de vida, ¿buscarlo o encontrarlo?

Creo que en los asuntos del Sentido Vital, el viejo dicho de “el que busca encuentra” se queda corto. Propongo entonces, reformularlo en los siguientes términos:

“El que vive atento, encuentra.”


Entradas destacadas
Vuelve pronto
Una vez que se publiquen entradas, las verás aquí.
Entradas recientes
Archivo
Buscar por tags
No hay tags aún.
bottom of page