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Hacer la transición


Vivir en occidente no hace fácil una alimentación basada en plantas. Para alguien que quiera hacer la transición, se encontrará con barreras psicológicas y prácticas pues la cultura en la que vivimos está orientada hacia otras tendencias. Después de pasar toda la vida cocinando de cierta manera, ¿qué se supone que vamos a cocinar que sepa rico y que nos deje satisfechos? ¿A dónde se supone que tenemos que buscar en el menú ahora, luego de tener la posibilidad de escoger entre cuarenta opciones en un restaurante? ¿Cómo vamos a lidiar con las preguntas de todo el mundo en los eventos sociales? Empezamos a darnos cuenta que no se trata sólo de empezar a comer distinto sino de cambiar paradigmas y convenciones sociales.

¿Cuál es el primer paso?

Antes de empezar cualquier plan de alimentación, es importante consultar un médico. Si viven en Bogotá, este directorio les puede servir. Vale la pena recordar que el enfoque de cada especialista puede variar ya que hay muchas maneras de llevar una alimentación vegetal: hay quienes recomiendan la proteína de soya, otros se centran en el consumo de almidones, otros promueven la alimentación crudivegana, etcétera. Lo clave ahí es: 1) documentarse y 2) escoger el estilo de vida que más resuene con uno. Leer libros y buscar información confiable en Internet es importante, y mucha gente encuentra no sólo útil sino a su vez motivante ver distintos documentales sobre temas relacionados.

Para muchos es abrumador dejar de consumir todos los productos de origen animal de un día para otro y por ello prefieren hacerlo gradualmente. Cada quien decide si quiere hacer primero la transición al vegetarianismo y luego de meses o años dar el paso a la alimentación vegana, o si prefieren hacer una transición más suave e ir eliminando un tipo de proteína animal a la vez – primero la carne, luego el pollo, después el pescado, luego el cerdo, luego el huevo y por último los láctos (o en el orden que sea). Conozco personas que escogen ser veganos en la casa o en la mayoría de las comidas, y cuando salen a comer o tienen un evento social, se flexibilizan. Toda estrategia es válida y en últimas la idea es que cada persona decida hacer lo que lo haga sentir mejor, lo más importante es cogerla suave con uno mismo y no obsesionarse por tratar de evitar ciertos ingredientes.

Algo que seguramente experimentarán van a ser los síntomas de “desintoxicación,” los cuales incluyen fatiga, granos, gases, estómado inflado, constipación y diarrea. Lo pongo en comillas porque la mayoría definitivamente tendrá un período de reajuste del cuerpo, pero el concepto de “detox” en debatible. El cuerpo siempre está eliminando toxinas, independiente de lo que comamos, lo cual quiere decir que constántemente nos estamos desintoxicando. Aunque es cierto que con una alimentación vegetal se reduce el consumo de sustancias tóxicas y poco saludables (por lo tanto apoyando el proceso de desintoxicación y haciéndolo más eficiente), la gente puede malinterpretar estos síntomas y pensar que son ocasionados porque el cuerpo se está limpiando, cuando la causa puede ser otra. La fatiga, por ejemplo, es un síntoma de que la persona no está consumiendo suficientes calorías, el acné puede ocurrir por un alto consumo de grasas, los gases y el estómago inflado pueden ser por el aumento de frutas y verduras (las cuales contienen un alto porcentaje de agua y fibra) y la diarrea y la constipación también ocurren porque el cuerpo no está acostumbrado a tanta fibra. Las duraciones y los síntomas varían según la persona, pero si ven que estos síntomas duran más de una semana, lo mejor es consultar a un especialista.

Es un proceso de aprendizaje

Vayan a su propio ritmo, nadie los está afanando. Pueden empezar cambiando las cosas que más les gustan por una versión vegana, como una leche vegetal en vez de la de vaca, o un tofu revuelto en vez de un huevo. En Internet encuentran versiones veganas para cualquier plato que se puedan imaginar; pueden ir probando a ver si el sabor se asemeja y así van mirando lo que más les guste. También pueden ir explorando nuevas recetas y aventurarse con la comida: la creatividad no tiene límite dentro del mundo vegetal y eso lo irán descubriendo con el tiempo, sólo métanse a Instagram o Pinterest si creen que las opciones de recetas son limitadas. Es normal equivocarse, yo lo he hecho más veces de las que sé, en especial comiendo por fuera, pero poco a poco uno va cogiendo cancha.

Entiendo que a las personas les de pereza y hasta rabia tener que cocinar 1) porque todas las recetas que saben tienen algo animal o 2) porque están acostumbrados a pedir domicilios y comprar congelados. Al principio, la mitad de los platos que hice fueron un desastre y muchos los tuve que botar, pero la otra mitad no estuvieron tan mal o incluso fueron un éxito e hicieron que valiera la pena seguir cocinando. Las papilas gustativas se van adaptando y pronto uno empieza a disfrutar ciertos sabores más que nunca. Mucha gente eventualmente pierde el gusto por los alimentos animales, y en todo caso hay varios sustitutos para los que no.

Experimenten en la cocina. Alguna gente decide hacer versiones veganas de sus platos favoritos. Desde luego no sabrán exactamente igual ni tendrán la misma textura, pero poco a poco la persona se irá acostumbrando a la nueva versión. A mucha gente le sirve hacer la transición con sustitutos de los alimentos que antes consumían: carne de tofu, queso de soya, etc. Otra opción es incorporar sabores parecidos a platos nuevos o simplemente optar por recetas nuevas. La comida asiática tiene un sin número de opciones deliciosas para probar, así sea en casa o en un restaurante. Otras opciones para explorar son la comida hindú y la etíope. Encontrarás platos con sazones muy distintas, algunos aromáticos, otros picantes, otros cremosos, otros refrescantes.

Van a tener que aprender recetas nuevas, estar dispuestos a probar otros platos, visitar nuevos restaurantes, hacer pedidos especiales en los viejos y van a tener que empezar a descubrir cuáles son los alimentos que más les gustan. Las opciones en los restaurantes que solían frecuentar van a ser limitadas, pero siempre encontrarán algo que se adapte a sus necesidades. También va a ser diferente la experiencia de ir a comer a la casa de algún conocido y de asitir a cualquier evento social en general, pero no hay nada que no se pueda resolver con tranquilidad y una buena comunicación. Tal vez el mayor obstáculo será la falta de apoyo de amigos, familiares y colegas que no entenderán o no estarán de acuerdo con su decisión. Prepárense para recibir críticas, tener que responder preguntas, tomar las burlas con humor y aprender a tolerar miradas de escepticismo. La mayoría de la gente aún piensa que adoptar una alimentación de este estilo es raro, por no decir fanático, y probablemente lo es en estos países – lo bueno es que año tras año se está volviendo más común.

¿Qué comer?

Tenemos metido en la cabeza que si no hay una proteína animal en el plato, nos vamos a desnutrir. Pues bien, si miramos la tribu Tukisenta en Nueva Guinea, la mayoría de Asia en el siglo 20, la comunidad de Kitava en los 90s, los indígenas Pima en México, los Kuna en Panamá, la tribu Ewe en Africa Occidental y los Hadza en Tanzanía, vemos que la mayor parte de su alimentación viene de alimentos vegetales. Estas poblaciones gozan de buena salud y cuerpos esbeltos, a punta de dietas bastante más altas en carbohidratos que muchas poblaciones con epidemias de obesidad. Estas poblaciones no se ciñen estrictamente a las recomendaciones diarias de micronutrientes sino que tienen ciertas pautas generales que hacen parte de su conocimiento tradicional. Lo importante es tener una alimentación variada para asegurar el consumo de los distintos nutrientes, no tanto lo que uno come en cada comida. Dentro de esa variedad es primordial que no dejen de incluir frutas y verduras, que muchos veganos y vegetarianos descuidan y son claves para cualquier tipo de alimentación.

La clave es comer bien, suficiente y variado. Prueben distintos restaurantes si van a comer por fuera (los étnicos son una buena opción); nunca pasen hambre, incluso sin quieren perder peso; y procuren variar lo que comen, no sólo para obtener los nutrientes necesarios, sino para mantener su interés en este estilo de alimentación. Van a tener que repensar cómo se hacer mercado cuando hagan la transición. Muchos de los alimentos básicos de una dieta vegana, como las leguminosas, los cereales y los tubérculos, son baratos y se pueden guardar por mucho tiempo. Otros alimentos como las nueces, las frutas secas, las leches vegetales y los superalimentos son un poco más caros. Los productos importados definitivamente aumentarán el costo del mercado, siendo hasta cinco veces más caros que los nacionales. Un último factor que influye en el costo es el lugar donde hacen mercado, si en un mercado campesino, una plaza de mercado, una tienda orgánica, una tienda naturista o un supermercado de cadena.

También pueden comer por fuera; en cualquier lugar se pueden conseguir opciones veganas. Cada vez más, los restaurantes están ofreciendo opciones sin proteína animal y, si uno es amable, están dispuestos a modificar el plato. En los asaderos uno puede pedir varios acompañamientos para crear un plato; en los restaurantes italianos ofrecen pasta napolitana (pregunten si está hecha de huevo), pizza que pueden pedir sin queso, y rissottos que pueden pedir sin mantequilla ni crema; en los restaurantes mexicanos se pueden pedir los burritos sólo con frijoles; los restaurantes asiáticos e hindús suelen tener secciones vegetarianas en el menú; evidentemente los restaurantes vegetarianos son una excelente opción; e incluso en Subway se puede pedir un sanduche con sólo verduras y mostaza. Puede que en un principio teman no encontrar nada cuando salgan a comer y empiecen a evitar esos planes, pero pronto, cuando se vuelvan algo aventureros y aprendan a improvisar, se darán cuenta que pueden comer casi en cualquier lugar.

Comer vegano no tiene que ser más caro…pero lo será al principio. Si lo ven a largo plazo, se ahorrarán lo que cuesta comprar carnes y lácteos cada mes, además de ahorrarse los costos en salud que implica tener una alimentación desbalanceada (no estoy diciendo que todo el que coma productos animales tiene una mala alimentación pero ustedes entienden mi punto). Con sólo reemplazar la carne con fríjoles, ya se ahorran bastante plata al mes. Y por lo general, en los restaurantes casi siempre es más barata la opción vegana. Es un proceso de aprendizaje y un periodo de curiosidad en el que uno empieza a interesarse por otras cosas. A largo plazo, una alimentación basada en plantas es más barata que una basada en animales, pero mientras aprenden, puede que gasten un poco de dinero extra probando cosas nuevas. Háganlo, vale la pena.

Familia y amigos

Si deseas, empieza en silencio. Puede ser más fácil volverse vegano si se evitan las preguntas y el escrutinio de los demás. No hay necesidad de anunciar la decisión, lo más importante es concentrarse en uno mismo y en tomar consciencia de sus propios hábitos y estilo de vida. Siempre habrá un grupo de personas que rechace lo que uno hace y otro grupo que esté de acuerdo; sólo ustedes saben lo que los hace felices, y para lograrlo deben aprender a ser fuertes en la habilidad para controlar sus propias vidas. Para tener una mejor idea de cómo lidiar con las burlas, los sarcasmos y las preocupaciones de la gente, vean el blog de Lo que me hubiera gustado saber.

Algo bastante útil que recomiendo hacer es buscar un grupo de apoyo o una comunidad donde puedan hacer preguntas. Es un alivio poder compartir ciertos pensamientos con personas que están viviendo un proceso similar y es entretenido conocer las diferentes experiencias que tienen los demás para ver qué les ha funcionado y qué no. Hay cantidades de grupos en Internet que suelen hacer pequeños encuentros, como picnics o caminatas, para que la gente se conozca. Interactuar en estos grupos les va a permitir aprender sobre productos, restaurantes y recetas veganas, y van a poder descubrir libros, documentales y páginas interesantes. Hago una aclaración: dije “grupo de apoyo,” no “fuente principal de información.” No todas las personas que están en estos grupos tienen un buen dominio del tema de salud, así que les recomiendo tener cuidado con seguir cualquier consejo ciegamente, lo mejor es investigar por su cuenta y nunca conformarse con una sola respuesta.


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